miércoles, 28 de octubre de 2020

Piedad

Tocarte por accidente era algo insignificante, pero si de casualidad presionabas tu mano sobre la suya, surgía un remolino feroz en su vientre.

   Percibirte, aunque fuera a lo lejos, lograba erizarle los vellos de la piel: todos sus sentidos se dirigían hacia ti.